lunes, 15 de junio de 2009

UNA OPORTUNIDAD III


Un largo viaje fue del aeropuerto a su casa, infinitas carreteras, automoviles por doquier y edificios modernos decoraban lo que años atrás eran extenciones de siembra.El país se había vuelto economicamente estable y gracias a ello mi padre mi padre se había vuelto un empresario, de esos que venden autos, por aquel motivo viajábamos cómodamente en un Impala año73 refaccionado, con asientos de cuero y muy espacioso, antes ni siquiera nos alcanzaba para un auto barato.

Por fin llegamos, era una casa enorme de dos pisos, un espacioso jardín y con piscina y garaje incluido, a pesar de ser grande no se compara con mi suite en Londres con lujo y de buen gusto.

-Esta también es tu casa-me dice la mujer-ven que quiero presentarte a tus hermanos-¿hermanos?¿yo?¿como voy a tener hermanos si soy hijo único? porque no dice "los hijos de tu padre", porque eso es lo que son, y nada mas.

Entramos a la casa, muy acogedora, llena de cuadros en las paredes, mucha luz, estilo clásico...y mientras me dedicaba a observar cada punto de la casa de pronto fui sorprendido por una niñita que me abraso las piernas y me saludo con una enorme carcajada y un gran grito de "bienvenida"...la mujer la presento como "Monica, tu hermanita".No podía creerlo, esa niña tenia el mismo color de cabello que yo y los ojos...eran...identicos a los mios, era como ¡verme pequeño y con vestido!.A lo único que atine fue a apartarme de ella, ya que me había puesto nervioso, sabia que me parecía a mi padre pero, ¿tanto así?, esa niña es como un clon y ni siquiera somos hermanos.Comenzo a subirme la presión, quería salir de ahí pero no encontraba la salida, comencé a girar buscando como escapar hasta que me agarran del brazo-Hola-era un muchacho con cara de pocos amigos que me saluda dandome la mano.

-Y este es Benjamín, tu otro hermano-me dice la mujer

-Tu hijo y el de mi padre...no su hermano-le responde serio

Por fin alguien coherente, me digo, mientras respiro ondo y trato de relajarme

-Por favor Benjamin, no seas grosero quieres-un poco avergonsada le dice-Sientete como en tu casa-me dice con una dulce mirada y cálida voz.Esas palabras por una extraña razón me calmaron, me hicieron sentir bien, entraron en mi pecho y se quedaron ahí, quietas, y no dando bote como un eco.